8.5 El facilitador como motivador

Una de las principales funciones del facilitador es la de estimular el involucramiento de los académicos en el proceso de transformación de su propia práctica y alentar la formación de una cultura institucional de cambio y mejora. El facilitador puede recurrir a las siguientes actividades para lograr la motivación en las comunidades de trabajo:

Propiciar un ambiente de respeto, apertura, crítica propositiva y armonía para facilitar el trabajo colegiado.

Sensibilizar a los académicos sobre las ventajas de incorporar estrategias de innovación que impactan el aprendizaje de los alumnos y los alienta a vencer la resistencia al cambio.

Invitar a los académicos a comprometerse e involucrarse activamente en la estrategia institucional de innovación.

Promover entre los académicos un sentido de pertenencia al grupo (comunidad de trabajo).

Invitar continuamente a los académicos a trabajar de manera sistemática y continua para lograr los objetivos acordados.

Resaltar los casos de éxito en el diseño y aplicación del curso o unidad de aprendizaje y compartirlos con los demás académicos.

Promover el trabajo colaborativo entre los académicos, esto es, estimular el intercambio de propuestas para la incorporación de innovaciones y el diseño de cursos, proponer dinámicas grupales para facilitar el trabajo, estimular la crítica y el intercambio de propuestas y experiencias.

Promover que cada uno de los académicos de su comunidad se comprometa para ser, a su vez, facilitador de otro grupo de académicos para incorporarlos en este proceso.



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